sábado, 27 de diciembre de 2014

Fin de año destructivo en nuestros ríos

Una vez más se cierra un año de múltiples atentados contra nuestros ríos, ejecutados con premeditación y alevosía y aprovechando la permanente y generalizada incultura fluvial.

La ausencia de crecidas importantes a lo largo de 2014 ha debido de dejar importantes remanentes presupuestarios, de manera que en los dos últimos meses del año se han multiplicado en todo el país las actuaciones destructivas contra cauces fluviales: dragados, limpiezas, canalizaciones, defensas. Son centenares de obras, en su inmensa mayoría injustificadas, que estabilizan hiriendo de muerte a nuestros ya enfermos ríos, cada vez más alejados del buen estado ecológico que era exigencia europea para 2015. Llegamos ya a ese año clave y nuestros ríos están mucho peor que cuando se promulgó la directiva.

Como ejemplo de actuación nefasta, la de la foto: el río Pradija en Fuenmayor (La Rioja). ¿Cómo se puede hacer esto con un río? ¿Qué imagen damos a la ciudadanía de lo que es un río? Por cierto, en mi tierra, La Rioja, la destrucción reciente de tramos fluviales es demoledora. Pobres ríos riojanos.

Una magnífica tesis doctoral en geomorfología fluvial

El 19 de diciembre el geógrafo Jesús Horacio García presentó su tesis doctoral, Geomorfología fluvial en sistemas atlánticos: metodología de caracterización, clasificación y restauración para los ríos de Galicia, en la Universidad de Santiago de Compostela, obteniendo la máxima calificación. Una magnífica tesis que va a suponer un hito en la geomorfología y en la restauración fluvial, aportando nuevas metodologías y enfoques de trabajo de máximo interés. Quedamos a la espera de las publicaciones sobre el tema que irá desarrollando el autor en los próximos meses.

viernes, 26 de diciembre de 2014

Áridos y acarreos


“Dime con quién andas y te diré quién eres”. “Dime qué coche tienes y te diré cómo eres”. “¿De qué pie cojeas?” “Dime cómo hablas y te diré cómo piensas”. El vocabulario que empleamos nos delata: muestra nuestra formación, nuestros sesgos profesionales, también nuestras manías y obsesiones.
Cuando escucho o leo las palabras árido y acarreo me pongo enfermo. Y no puedo evitar pensar negativamente de quien las dice o escribe. Sí, son palabras correctas del castellano, recogidas en el diccionario de la RAE. El diccionario dice que árido es un “material rocoso natural empleado en la argamasa” y que acarreo es “lo que se trae de otra parte por tierra o en un carro”. No se habla de los ríos en estas definiciones, lo cual me tranquiliza. Sin embargo, en el lenguaje ingenieril tradicional se emplean mucho estos dos términos para hablar de los sedimentos transportados y depositados por los ríos en su trabajo geomorfológico. Así, es frecuente encontrar las palabras “árido” y “acarreo” en notas de prensa, artículos de periódico, charlas y mesas redondas, y con ello en el lenguaje popular más habitual.

Recomiendo tener mucha precaución con los que emplean estas dos palabras. Porque al que para referirse a sedimentos fluviales habla de áridos y acarreos “se le ve el plumero” claramente. Es una persona o colectivo que no aprecia las gravas, los sedimentos, la función natural de los ríos. Más bien los desprecia y los ve como recurso económico (árido) o como algo molesto o peligroso (acarreos).

Ojalá queden nuestros pobres ríos libres por siempre de las acciones de los que hablan de áridos y acarreos.

jueves, 25 de diciembre de 2014

Un nuevo paso en la destrucción del río Ésera

Se va a proceder a la "adecuación y limpieza" del río Ésera aguas arriba de Benasque. Se va a eliminar y rellenar el cauce natural que fue recuperado por el río en la crecida de junio de 2013. Desde aquí nos sumamos a la denuncia pública de esta actuación contraria a las directivas europeas y a los principios de nuestra actividad científica y de la restauración fluvial en general. Remitimos a la nota del CIREF, que explica ampliamente la situación:
https://www.dropbox.com/s/y3yl4ppskvenerv/20141223nota%20CIREF_actuaciones%20CHE.pdf?dl=0

jueves, 23 de octubre de 2014

El río Cinca exprimido al pie de El Grado

El tramo del río Cinca inmediatamente aguas abajo del embalse de El Grado se encuentra en un muy deficiente estado ecológico a causa de importantes impactos hidromorfológicos resultantes de enormes derivaciones de agua. Es un tramo que ha quedado prácticamente seco y con graves problemas de incisión o encajamiento. Esto ya lo pudimos constatar en un trabajo realizado hace 12 años en el que se proponía la posibilidad de establecer una figura de “contrato de río” para tratar de gestionar racionalmente un río esquilmado por los múltiples usos de sus aguas.

Recientemente se han establecido nuevos caudales ambientales para este tramo del río Cinca entre la presa de El Grado y el retorno de la central de Ariéstolas. El resultado es decepcionante, ya que se fija un caudal mínimo de 1 m3/s, que solo supone entre el 2 y el 7% de los caudales naturales, de acuerdo con un informe detallado preparado por Ecologistas en Acción, para el que se han consultado trabajos anteriores y se han actualizado datos hidrológicos. Al parecer, se justifica mantener un caudal tan bajo porque es suficiente para la supervivencia de un par de especies piscícolas, y no se ha atendido en absoluto las necesidades de la vegetación ni de los sedimentos ni el funcionamiento geomorfológico ni los graves problemas de incisión.

El tramo tiene varias concesiones con notables derivaciones de caudal, a causa de lo cual no se ha podido establecer un caudal ambiental adecuado a las necesidades del río, con lo que se siguen incumpliendo normativas y recomendaciones estatales y europeas. En suma, los usos agrícolas e industriales siguen estando por delante de los ambientales y no hay capacidad ni voluntad para modificar esta situación. Este tramo del Cinca es solo un ejemplo de lo mal que se gestionan los caudales ecológicos. Pero además es un tramo de gran valor por muchos aspectos y en especial porque contaba con un magnífico cauce trenzado, quizás el mejor y más extenso de toda la Península Ibérica, un cauce que va deteriorándose a causa de los embalses de arriba y de la falta de una buena gestión de caudales. Un cauce precioso (como puede verse en esta foto de Alejandro Serrano) que es Lugar de Interés Comunitario y que merecería una figura de mayor protección.

jueves, 18 de septiembre de 2014

“Restauración” hidrológica, presas de retención y déficit de sedimentos


A lo largo del siglo XX se desarrollaron en nuestro ámbito geográfico abundantes actuaciones denominadas de “restauración” hidrológica o hidrológico-forestal. El entrecomillado en la palabra restauración se debe a que se llamaban oficialmente así, pero es una denominación claramente inadecuada, ya que son actuaciones muy alejadas de los principios de la restauración ambiental o ecológica y, desde mi punto de vista, radicalmente contrarias a los principios de la restauración fluvial.

En algunos casos estas actuaciones, fundamentalmente presas de retención de sedimentos, han podido tener como objetivo la reducción de la peligrosidad de barrancos, torrentes y ramblas. En otras muchas ocasiones su objetivo fue reducir o ralentizar el aterramiento de embalses situados aguas abajo. Así, en el Pirineo central se construyeron centenares de presas de retención, muchas veces asociadas con repoblaciones de pinos, coincidiendo en el tiempo con un proceso imparable de éxodo rural. Estas presas de retención pirenaicas se colmataron en pocos años. Creo que, en el fondo, el impulso y la demanda de este tipo de actuaciones deriva de nuestro ancestral desprecio o desconocimiento por los procesos geomorfológicos en un país en el que se demoniza la erosión.

La pérdida de suelo y los procesos erosivos intensos son normales en el ámbito mediterráneo y deberían verse como una característica connatural a nuestros ecosistemas y como un valor ambiental, no como un problema. Hay áreas erosivas que producen sedimentos, éstos tienen que recorrer laderas y cárcavas para llegar a los cauces y la red fluvial los debe ir transportando progresivamente hasta el mar. Este es el funcionamiento normal, natural, dirigido por unos procesos geomorfológicos que deberían ser respetados e incluso protegidos por sí mismos. Y este es el funcionamiento que desde una perspectiva de restauración fluvial tenemos que defender, ya que cualquier actuación en contra de este funcionamiento, como por ejemplo las presas de retención, está generando un déficit sedimentario que repercute aguas abajo, primero en los cauces y por último en los litorales.

Afortunadamente el efecto barrera de muchas de estas presas es actualmente muy limitado porque están colmatadas y los sedimentos pueden saltar por encima en procesos de crecida. Pero el déficit está ahí y deberíamos buscar soluciones. Mi propuesta es eliminar las presas de retención de sedimentos para recuperar un funcionamiento más natural para nuestros barrancos y ramblas. Esta eliminación partiría de una extracción previa de buena parte de los sedimentos que las colmatan, el traslado de dichos sedimentos aguas abajo para colocarlos en tramos de cauce con déficit y problemas de incisión, a continuación el derribo de la presa y por último dejar que el curso fluvial se recupere en su búsqueda hidrodinámica y geomorfológica de un nuevo equilibrio. Mi propuesta también es que dejen de destinarse presupuestos y proyectos a la lucha contra la erosión y se inviertan en este necesario derribo de presas de retención, que a medio plazo recuperará nuestros ríos. Esto sí será restauración fluvial.
Además, las series de presas de retención antiguas y colmatadas ubicadas en muchos cursos de montaña constituyen estructuras que están incrementando la peligrosidad de esos cursos y, por tanto, el riesgo aguas abajo. La violencia y el enorme volumen de sedimentos arrastrados por la crecida del barranco de Arás en agosto de 1996, generando la tragedia del camping de Biescas, se debió en buena parte a la rotura de 27 presas colmatadas. Muchas de estas estructuras se construyeron con materiales inadecuados y utilizando a presos políticos en plena represión franquista. Por todo lo expuesto me duele encontrar estas presas en nuestros magníficos torrentes. En mi opinión son graves impactos, elementos dañinos del paisaje fluvial que deberíamos tratar de suprimir.

jueves, 17 de abril de 2014

JORNADAS DEL CIREF



Información:
https://www.dropbox.com/s/b2fk85ru8gl171m/PROGRAMA%20JORNADAS%20ZARAGOZA.pdf

PREOCUPACIÓN POR EL PIRINEO CENTRAL

El Pirineo central es un patrimonio natural de valor inmenso, incalculable, con los últimos glaciares, formas de relieve espectaculares y espléndidos ecosistemas de gran diversidad.
Pero el Pirineo central está sometido a fuertes presiones que ansían sobreexplotar sus recursos, sobre todo de agua y de espacio. Primero fueron los embalses, los aprovechamientos hidroeléctricos, las innumerables presas para retener sedimentos, todo lo cual destruyó centenares de kilómetros de cauces fluviales. La mayoría de los ríos pirenaicos sufren esas agresiones como enfermos crónicos sin solución.
Luego llegó el “holding” de la nieve consumiendo también agua y terreno. Este negocio, que dará sus últimos coletazos en próximas décadas si se confirma el cambio climático, ya ha generado destrozos tan obscenos como el de Espelunziecha, y está a la espera de poder hincar el diente en proyectos temibles para nuestras montañas, como la ampliación de Cerler por Castanesa. La última “gran idea” es la unión de las estaciones de esquí de los altos valles del Aragón y del Gállego, unión planteada a través de espacios protegidos de gran valor, fomentada y publicitada a bombo y platillo por el gobierno autonómico y aplaudida por los medios de comunicación aragoneses y por el clima general que se congratula de todo lo que sea crear riqueza y empleo a costa de lo que sea.
A los que amamos estas montañas este proyecto nos genera una muy honda preocupación. Como a mi colega el gran geógrafo Eduardo Martínez de Pisón, que hace unos días nos envió el breve artículo de opinión firmado por D. José María Sanchis Bielsa, que adjunto a esta entrada, un artículo que nos alerta sobre un peligro nuevo a añadir a nuestro Pirineo, el de la moda interesada de las carreras de montaña.
Demasiadas preocupaciones para un universo pirenaico tan frágil y para los que queremos conservarlo para las generaciones futuras.
 

miércoles, 29 de enero de 2014

CRECIDITA DEL EBRO Y MUCHA IGNORANCIA

Disfrutamos estos días de una pequeña crecida en el curso medio del Ebro. Crecida muy beneficiosa, más bien rápida, limpia, en la que el río está funcionando bien y va realizando su trabajo moviendo gravas, renovando ambientes, inundando lo que tiene que inundar. Ya era hora, y espero que no sea la última, lo agradeceremos en el próximo verano.

Ayer temprano me entrevistaron para Radio Zaragoza, presentándome como “la voz del río”, lo cual me llenó de orgullo, aunque luego apenas me tuvieron un minuto.
Acabo de ver una tertulia de ¿periodistas? en la televisión aragonesa sobre el tema. Ha sido vergonzoso, la ignorancia sobre el río es extrema. Lo de siempre: hay que limpiar, pobres afectados que no se les da soluciones, no se puede confiar en la suerte, etc. etc. Estoy hastiado de esta ignorancia, que se extiende a toda la sociedad porque en los medios (la fuente educativa principal) solo se ofrece esta versión equivocada, casposa y ridícula.

Y claro, los políticos aprovechan y se suben a la ola. La CHE y el Gobierno de Aragón prometen una limpieza general del cauce en 2015 porque esperan superar las trabas ambientales,  y lo dicen así de claro, seguros de que tienen la sartén por el mango.
Por supuesto que les daremos guerra. A ver si consigo tiempo para escribir (tengo para un libro muy gordo), para contar a los que se dejen (que serán pocos) cómo funciona el río y cómo hay que tratarlo, y para medir barras y gravas en el Ebro, ese gran patrimonio siempre despreciado, antes de que se las lleven las máquinas.