jueves, 31 de octubre de 2013

EL RÍO BERGANTES NO SE TOCA

Un tramo de río magnífico, singular, de los más valiosos de la cuenca del Ebro, está amenazado por la construcción de un nuevo embalse. Resulta que la actual presa de Calanda en el río Guadalope presenta problemas de seguridad y en lugar de arreglar esas deficiencias se quiere hacer una presa nueva en el afluente Bergantes, con un altísimo coste económico y ambiental, afectando a un LIC con 5 hábitats de interés comunitario. Y todo ello para reducir el riesgo de inundación aguas abajo, en un curso bajo del Guadalope en el que se han permitido importantes invasiones del Dominio Público Hidráulico.
Es evidente que el proyecto de presa en el Bergantes no cumple la Directiva Marco del Agua (2000/60/CE), que obliga a mantener el buen estado ecológico de los ríos, construyendo una nueva presa cuando hay posibilidad de reparar una ya existente. Y como señala la Directiva 2007/60/CE de Evaluación y gestión de los riesgos de inundación, “los planes de gestión deben centrarse en la prevención, la protección y la preparación (…) y con miras a dar más espacio a los ríos, deben tomar en consideración, cuando sea posible, el mantenimiento o el restablecimiento de llanuras aluviales.” El Real Decreto 903/2010 que traspone dicha Directiva reclama que “se evite el deterioro injustificado de los ecosistemas fluviales y costeros, potenciando las medidas de tipo no estructural contra las inundaciones” (art. 11.1.d).
Hubo estudios de seguridad en 1988 y 1990 que concluyeron claramente que era factible aumentar la capacidad de desagüe de la presa de Calanda en el Guadalope para resolver su problema de seguridad, medida cuyo impacto ambiental sería infinitamente menor que la construcción de una nueva presa en el Bergantes. Pero está claro que hay que hacer una nueva presa porque hay intereses económicos en juego, presiones para invertir en hormigón. El estudio de impacto ambiental ya demostró que había una decisión ya tomada de construir una presa en el Bergantes, costase lo que costase, presentando un análisis de alternativas claramente dirigido y una incoherente valoración de impactos, en general definidos como compatibles.
En 2013 no podemos permitir que el Bergantes se destruya con una presa, por el gran valor geomorfológico y ambiental del tramo afectado y porque no se puede seguir pensando en el anacronismo de que las presas son la mejor solución para reducir los riesgos de inundación. Hoy sabemos que hay otros medios y las directivas europeas lo confirman.
La solución para mitigar el riesgo de inundación en el Guadalope está en la ordenación del territorio y en la devolución de espacio al río. Buena parte de los problemas se deben a una canalización insostenible del río Guadalope, que requiere medidas urgentes de devolución de espacio al río y recuperación de la llanura de inundación para evitar el incremento de velocidades, disipar la energía y regular correctamente el transporte de sedimentos. Los riesgos de inundación del Guadalope deben resolverse en el mismo Guadalope, reduciendo los bienes expuestos, y no con la regulación de sus afluentes, regulación que llevaría a una falsa sensación de seguridad y a la mayor proliferación de nuevos bienes y edificios en los espacios inundables aguas abajo.
Nuestro apoyo y agradecimiento a los habitantes de Aguaviva por oponerse a la presa y por defender su valioso río Bergantes. Enlace a su blog: http://elbergantesnosetoca.blogspot.com.es/

miércoles, 9 de octubre de 2013

50 ANIVERSARIO DE LA CATÁSTROFE DEL VAJONT

Hoy 9 de octubre se cumplen 50 años de la catástrofe del Vajont. Un gran deslizamiento de 270 hectómetros cúbicos de la ladera norte del monte Toc cayó dentro del embalse de Vajont (en Dolomitas, unos 100 km al N de Venecia) durante su tercer llenado (la presa había sido concluida en 1960, siendo en aquel momento la más alta del mundo de las de tipo bóveda). Se formó una gran ola de 235 m que saltó por encima de la presa sin derribarla y arrasó las poblaciones situadas en el valle aguas abajo (Longarone, Pirago, Villanova, Rivalta, Faè) causando unas 2.000 víctimas mortales.

Hasta el momento es la mayor tragedia generada por la mala ubicación de un embalse. Constituye una lección indispensable para comprender los riesgos, producidos casi siempre, como ocurrió en el Vajont, por la codicia económica impuesta por la fuerza por encima de la prudencia y del sentido común y sin respetar las leyes de funcionamiento de los sistemas naturales.

En el Vajont también hubo personas valientes que advirtieron del peligro y estudiaron el riesgo sin ser escuchadas. Pensemos ahora en Yesa, aquí al lado, en sus laderas inestables, y en tantos otros embalses en situaciones de riesgo similares. Han pasado 50 años pero las codicias económicas siguen ahí, y también hay científicos que alertan, y tampoco se les hace caso.