viernes, 12 de abril de 2013

Tres nuevos apuntes sobre la crecida del Ebro


En las últimas semanas siguen insistiendo en los medios los que aseguran que el cauce del Ebro se está elevando y que hay que dragarlo. Quiero comentar tres aspectos:
1)      Se está dando por hecho que es cierta esa elevación del cauce, pero nadie ha expuesto todavía una prueba fehaciente de ello. Se dice, por ejemplo, que se ha elevado el cauce en las secciones concretas de las estaciones de aforo de Castejón y Zaragoza, pero son puntos concretos (alejados casi 150 km de cauce entre sí) que nunca pueden extrapolarse a tramos. También comentan muchos ribereños la acreción de barras de sedimentos locales en sus pueblos, pero no dejan de ser barras puntuales, que es lógico que crezcan en cada crecida, paralelamente a l proceso inverso (incisión) en el mismo lugar en la orilla opuesta. A esas observaciones de acreción podemos añadir otras tantas de incisión: un ejemplo constatable es el del puente de Buñuel.

2)      Si fuera cierto que de forma generalizada se está asistiendo a una acreción o elevación del lecho, no cabe duda de que el factor es antrópico y consiste en la continuidad y la excesiva proximidad de las motas de defensa en ambas márgenes, motas que no permiten una distribución de sedimentos por toda la llanura de inundación, sino que la restringen al espacio inter-motas. Por tanto, la solución nunca sería dragar, ya que no se solucionaría el problema y habría que estar dragando constantemente. La única solución viable sería echar atrás las motas, alejarlas todo lo posible del cauce menor o bien eliminarlas. Por el contrario, no es solución colocar compuertas en las motas para expandir selectivamente la inundación, ya que por esas compuertas entrará caudal y sedimento fino, pero no sedimento medio y grueso. No queda otra que quitar las motas.

3)      En intervenciones en los medios se están tergiversando los datos reales de superficie inundada, tratando de demostrar que “actualmente con menos caudal se está inundando igual o más espacio que en crecidas del pasado”, argumento que conduce también a solicitar el dragado. Pero esto es totalmente falso. En el tramo aragonés del Ebro la crecida de 1961, con 4.130 m3/s en Zaragoza, inundó unas 35.000 hectáreas agrarias, la crecida de 2003, con 2.830 m3/s, inundó 25.000 hectáreas agrarias (la fotografía aérea que se tomó lo demuestra) y la crecida de 2013, con alrededor de 2.000 m3/s en Zaragoza (no hay datos oficiales), ha inundado algo menos de 9.000 hectáreas. Creo que las cifras no pueden ser más claras.

El debate es muy didáctico. Seguiremos investigando…