La Confederación Hidrográfica del Cantábrico ha sacado a información pública el dragado de una superficie de 1.700 m² y espesor de 1,5 m de la playa de gravas existente en el río Bidasoa a la altura del casco urbano de Legasa, en respuesta a una solicitud del Ayuntamiento de Bertizarana.
Si se ejecuta esta actuación va a constituir un atentado muy grave sobre el río Bidasoa, destruyendo una zona de freza para el salmón y sobre todo eliminando un depósito sedimentario natural de enorme valor geomorfológico.
Desde aquí quiero expresar mi rechazo frontal a una actuación que todos sabemos es inútil y contraproducente, que en absoluto reducirá la peligrosidad de las crecidas. Me sigue pareciendo mentira que en 2016 todavía la gestión fluvial y del territorio se realice desde el desconocimiento de la inutilidad de los dragados ante las crecidas y de sus efectos negativos de inestabilidad y erosión remontante que podrían afectar a puentes y orillas en un tramo urbano.
Mi llamamiento también a los habitantes de Legasa para que no se dejen engañar ni caigan en percepciones simplistas de su río: las gravas no son negativas, esa barra de sedimentos es un patrimonio natural, quitarla es destruir el río para no obtener nada bueno a cambio, en todo caso más peligro en la siguiente crecida.
Esperemos que el sentido común y las alegaciones echen atrás esta amenaza de atentado contra el río Bidasoa.
En la foto de Google Earth (octubre de 2014) se observa un dragado reciente que se debió de ejecutar en el verano de 2014, acompañando a una actuación que desnaturaliza la margen. La isla bajo el puente ha crecido desde entonces, como es lógico, recuperándose de los dragados anteriores, y ahora puede ser objeto de este nuevo atentado.
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