jueves, 3 de mayo de 2018

Y LAS AGUAS VUELVEN A SU CAUCE

Conforme van pasando los días, la crecida del Ebro va perdiendo protagonismo en los medios y las personas van/vamos perdiendo el interés también. Más de 4.000 visualizaciones tuvo mi entrada "Desconocimiento fluvial" del 18 de abril y solo 87 visualizaciones y ningún comentario la del 23 de abril "Seguimos con la crecida".
Como sigo a tope de clases, prácticas de campo, proyectos, dirección de trabajos, etc., no puedo ahora explicar más aspectos de por qué los dragados no y por qué dar espacio al río sí. Además hay tanto escrito sobre el tema por tantos expertos que cualquier persona interesada puede informarse perfectamente.
Quiero zanjar (por ahora) este tema de la crecida reproduciendo aquí dos excelentes artículos. Esta vez yo no he intervenido en la prensa y no he escrito nada públicamente al margen de lo expuesto en este blog. Afortunadamente muchas personas y colectivos lo han hecho, explicando lo mismo que yo habría explicado, y lo han hecho mucho mejor que yo. Quiero agradecer que hayan salido a la palestra y hayan contribuido clara y eficazmente a hacer entender la realidad.
Los dos artículos que he seleccionado son la entrevista a Luis Tirado de SEO/Birdlife en AraInfo (25 de abril) y el de Néstor Jiménez Torrecilla (Ebronautas) en Eldiario.es (1 de mayo). Como digo, son excelentes y resumen perfectamente todo lo que debemos saber de las inundaciones y cómo trabajar en su gestión de cara al futuro.


2 comentarios:

  1. He leído el artículo de Néstor Jiménez y tengo que manifestar mis discrepancias con afirmaciones que vierte, a mi juicio, frívolamente.
    Considera aceptable el aforo de Castejón de 2015, sería la primera riada que no lamina absolutamente nada con el aforo de Zaragoza. Debería aplicar un 20 % por lo menos.
    En Boquiñeni, la CHE, vendió al Ayuntamiento de mi pueblo la necesidad de rebajar una mota para salvar el casco urbano. Nadie dudó en aceptar esa torpe e insuficiente medida, después informaron de que esta actuación rebajaría los niveles del río unos 25 cms. La mota rebajada fue destrozada en 2016 y 2017. Este año ha sido esparcida por la fértil mejana haciéndola desaparecer totalmente y produciendo daños importentes.
    De los niveles registrados en una pared, deduce que hay una diferencia de 50 cms entre los registros de 2007 y este año. No tiene en cuenta que ese año pasaron 200 m3/s más y en cambio no se fijo en el registro de 1980 que coincide con el de este año cuando Castejón arrojó 600 m3/s más. Este dato es muy importante porque en 1980 no estaba construida la mota que estrecha el cauce provocando una elevación de niveles que puede alcanzar los dos metros. Esta última afirmación se puede demostrar con datos de la CHE y los niveles alcanzados de 1961.
    Considera que las medidas han sido efectivas. Con los caudales de este año en Boquiñeni no hubiera pasado nada, es a partir de estos volúmenes cuando empieza el peligro. Este señor no se pregunta que hubiera pasado si Castejon hubiera aforado 1.500 m3/s más. Debería haber pensado que en los años 60 se registraron 4950 y 4050 m3/s y Boquiñeni no fue evacuado porque las aguas alcanzaron unos niveles 50-60 cms sobre las calles de la localidad y ahora con 3.300 ( que es lo que probablemente ocurrió en 2015) fuimos evacuados dos veces en el mismo día.
    Creo que los pocos que estamos convencidos de que al rió hay que devolverle lo que le hemos arrebatado o al menos dejarle el espacio necesario para transportar 5000 m3/s, no podemos apoyar parches tan grotescos como el efectuados en Boquiñeni.
    Fernando Almau Supervía.

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  2. Gracias por tu aportación, Fernando. Es muy bueno que todas estas puntualizaciones las pongamos en común y hay que discutirlas con Néstor y con la CHE. En próximos días quiero acercarme a Boquiñeni para observar varios aspectos. Ahora solo quiero insistir en que no hay que tomar datos antiguos de caudal como referencia, ya nunca más, debido a su carencia de fiabilidad, y esto nos va a obligar a reconstruir la historia de las crecidas del Ebro y sus efectos. Por ejemplo, es ya sabido y confirmado por la CHE que la crecida de 1961 no superó los 4.000 m3/s, e incluso se quedó bastante por debajo de esa cifra.

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