Sabemos que el hombre es el único animal capaz de tropezar cientos de veces con la misma piedra, pero esto de las motas es ya demasiado. Las motas han demostrado su inutilidad en cada crecida y nos suponen a todos un coste elevadísimo en mantenimiento y continua reparación. No protegen, se colapsan, incrementan los daños donde se rompen y prolongan la inundación de los campos, incrementando los daños a los cultivos. Las motas no impiden la inundación, que va entrando por debajo, por el freático, o bien por las roturas o por las acequias. Pero luego, cuando la crecida baja, impiden que el agua encharcada detrás, en los campos, pueda retornar al cauce, porque es agua sin corriente, sin energía, sin capacidad para atravesar la mota ni un freático aún elevado.
En esta foto de Pilar Cabrero tomada en Juslibol tres días después de la punta de la crecida de marzo se observa cómo el nivel de la corriente en el cauce ya había bajado notablemente, mientras los campos permanecían anegados de una agua atrapada que no podía regresar y ser laminada. Así, la inundación aún duró varios días más.
El sistema de defensa con motas es demostradamente inútil y obsoleto. Recrecerlas es tirar el dinero y provocar más problemas en la próxima. Es la típica huida hacia adelante de los que no quieren coger la sartén por el mango y se escudan en las demandas irreflexivas político-sociales de rápida actuación y en la absoluta ausencia de control ambiental y técnico de las obras de emergencia. A lo cual habría que añadir lo imprudente de la medida, que ayuda a consolidar usos inadecuados en la zona inundable, por cuanto las motas recrecidas dan una falsa imagen de seguridad que tranquilizará (solo hasta la próxima crecida) a los propietarios.
Y para poner la guinda a la chapuza de las motas recrecidas, también me cuentan que están entrando las máquinas en el cauce del Ebro en varios puntos para acometer los dragados-placebo, otra muestra habitual de inutilidad, despilfarro y falta de conocimientos.
Rectificación parcial
ResponderEliminarHe hablado estos días con técnicos de la Confederación Hidrográfica del Ebro que me aseguran que solo han recrecido algunas motas, que han rebajado otras y que incluso van a retranquear alguna. Confío en que sea verdad, lo cierto es que dispongo de tiempo para recorrer el río a comprobarlo. También espero que informen adecuadamente de cada actuación y sobre todo que, si de verdad están quitando alguna mota, expliquen bien por qué y se atrevan de una vez a mostrar a la sociedad que es mucho mejor quitarlas que recrecerlas.
¡Que´cierto! Casi tan importante como rectificar la política de motas y dragados es que la propia administración explique públicamente que se están adoptando nuevas medidas y que estas van en la dirección contraria a lo que se ha venido haciendo hasta la fecha. Se comprueba la veracidad de lo declarado y se valoran resultados. Ese sería el principio de un cambio verdadero.
ResponderEliminarPorque también es muy posible que bajo el título "Plan Integral del Ebro" y la anunciada "adaptación" del documento original, quepan todo tipo de actuaciones, no todas alineadas con el documento inicial. Es habitual que un gobierno adopte el título de una iniciativa ciudadana o de un proyecto científico que resulta atractivo, para encontrar el camino más despejado y organizar la tarea a su manera. En Zaragoza hubo un intento con el plan de barrios de la Orla Este y la Expo Flora 2014, por poner un ejemplo.
Un abrazo y muchísimo ánimo Alfredo.
Muchas gracias, Jaime. Hoy hablaremos de esto en una de las excursiones del XXIV congreso de geógrafos y mañana en una mesa redonda en Tudela.
ResponderEliminarUn abrazo