viernes, 23 de agosto de 2013

Las gravas son el río y el río es de todos

Hace un mes ya salió a la luz un inventario realizado por la Confederación Hidrográfica del Ebro de "sumideros de áridos" (curiosísima y totalmente novedosa denominación a nivel "científico" mundial) en el curso medio del Ebro en los que potencialmente se podrían sacar gravas del cauce.
Hoy en Heraldo de Aragón y a página completa se publicita la genial idea bajo el título "La CHE plantea generalizar las limpiezas de cauce en el tramo medio del Ebro" (por cierto, oportunísima la cita de Shakespeare que encabeza la página: «Los actos contra la naturaleza engendran disturbios contra la naturaleza», nada más cierto, y así nos irá si este "proyecto" se lleva a cabo).
Los responsables de la propuesta aciertan (nos han leído ya muchas veces a los muchos científicos que trabajamos en esto) sobre las causas de la problemática de la acumulación de sedimentos y vegetación en el curso medio del Ebro: en efecto, la reducción de crecidas por la regulación, el incremento de nutrientes y unas motas continuas que cada vez constriñen más el cauce, son responsables de que en algunos sectores se hayan consolidado los depósitos sedimentarios y las gravas no puedan ser bien movilizadas por el río. Se habla de otro factor más hipotético (reconocen que no lo han estudiado bien): un supuesto incremento de sedimentos desde la corta artificial de meandros en el bajo Arga (se dice en el artículo que se hizo en los años 60 pero fue en los 80). O sea, que el río está mal y tiene dificultades en el transporte y la sedimentación por efecto de embalses, motas, agricultura e imprudentes canalizaciones. Me alegro mucho de que por fin se reconozca.
Ahora bien, la solución planteada no es, como debería ser, regular menos desde los embalses, eliminar las motas o echarlas atrás, depurar los vertidos agrarios y restaurar los antiguos meandros del Arga. Ni mucho menos. La solución que plantean es seguir atentando contra el río, una huida hacia adelante, dragar, eliminar nada menos que 170 playas de grava extrayendo más de 4 millones de metros cúbicos, muchos de ellos en espacios protegidos. Es una gran burrada, no puedo calificarla de otra manera. ¿Y para qué? Para beneficiar a unos pocos con intereses económicos en las riberas y en el propio negocio de las gravas o con intereses personales en progresar en su carrera política, y mientras tanto perjudicarnos a todos los demás, a todos los que queremos seguir disfrutando para nosotros y nuestros descendientes del gran patrimonio natural que son las gravas, que es el río. Porque las gravas son el río y el río es de todos, a pesar de que los medios de comunicación se esfuercen en las demagógicas consignas de hacer creer a todo el mundo que las "limpiezas" son buenas, que dan seguridad a la población y encima ahora generan empleo.
En fin, no merece la pena perder el tiempo escribiendo más ahora, ya se denunciará en Europa y donde haga falta cuando llegue el momento.
  

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