Hasta el momento es la mayor tragedia generada por la mala ubicación de un embalse. Constituye una lección indispensable para comprender los riesgos, producidos casi siempre, como ocurrió en el Vajont, por la codicia económica impuesta por la fuerza por encima de la prudencia y del sentido común y sin respetar las leyes de funcionamiento de los sistemas naturales.
En el Vajont también hubo personas valientes que advirtieron del peligro y estudiaron el riesgo sin ser escuchadas. Pensemos ahora en Yesa, aquí al lado, en sus laderas inestables, y en tantos otros embalses en situaciones de riesgo similares. Han pasado 50 años pero las codicias económicas siguen ahí, y también hay científicos que alertan, y tampoco se les hace caso.
Desde luego no se puede imaginar lo que qiere decir cuando una presa viene abajo.
ResponderEliminarSoy italiano y hace muchos años se hizo un documental de como paso todo y nunca se me olvidara.
La ladera se vino abajo y proporciono una hola de tal magnitud que ante de llegar el agua, el pueblo estaba totalmente raso al suelo por vientos paragonados a una expolsion nuclear de Japon de la segunda guerra mondial.
Como bien dices estaba todo denunciado y lo unico que se le ocurrio al governo italiano fue poner unas red de luces encima de la montaña para ver cuando se movia.
Tienes razon, el dinero nos hace olvidar muchas cosas entre ellas el sentido comun.
Un Saludo Massimo
Más allá que uno no conoce con exactitud, le falta conocimientos técnicos, le hace mirar hacía Yesa. Pero hay otros embalses que sin ser tan mediáticos pueden estar sujetos a movimientos similares.
ResponderEliminarun saludo
Hay mucho publicado sobre el caso, pero resulta francamente bueno y asequible el trabajo presentado por René Gómez López de Muniain, de la CHE, en unas jornadas sobre estabilidad de laderas en embalses. Seguro que lo conoces Alfredo, pero lo coloco aquí por lo que pueda aportar al debate:
ResponderEliminarhttp://oph.chebro.es/DOCUMENTACION/Congresos_Seminarios/Laderas2007/Ponencias/8%20Vaiont%20.pdf
El autor nos invita a reflexionar recordando las palabras de Eduardo Semenza (2001), hijo del técnico autor y director de la presa y geólogo advertido del peligro que representaba: "no se puede estar callado acerca de la tendencia a no construir presas, porque representaría la negación total de la ciencia y de la técnica"
Fue de los pocos que acertaron con el diagnóstico previo, pero sus advertencias no surtieron el efecto deseado dentro del complejo laberinto de responsabilidades de aquella obra.
Es un aniversario triste donde los haya, que nos debe hacer reflexionar y tomar decisiones acertadas, después de habernos cargado de argumentos. Gracias por recordarlo.